Someterte a hemodiálisis crónica requiere un acceso fácil a tu torrente sanguíneo, lo cual se logra:
- A través de los vasos sanguíneos (lo que se conoce como fístula arteriovenosa)
- Mediante la inserción de una prótesis tubular de 15 cm de largo hecha de material sintético que une una arteria y una vena debajo de la piel (un injerto de politetrafluoroetileno [PTFE])
- Mediante la inserción de un catéter en una vena (un catéter venoso)
El acceso vascular adecuado para hemodiálisis debe ser individualizado para cada persona.
Un cirujano crea el acceso vascular en un quirófano. Es probable que se te administre anestesia local o anestesia general. El acceso vascular (fístula o injerto) por lo general se coloca en el brazo y a menudo tarda varias semanas en madurar y estar listo para su uso.
El acceso vascular puede quedar a la vista de otras personas. Este acceso vascular es tu línea de vida y es necesario un cuidado especial para garantizar que continúe funcionando correctamente.
Un catéter se suele colocar en el cuello, y la colocación está a cargo de un cirujano vascular o un radiólogo intervencionista.
Los cirujanos vasculares del equipo tenemos la capacidad y la experiencia para crear todo tipo de accesos vasculares, la realización de estudios por imágenes, en eliminar trombos y reabrir el acceso vascular.
Durante tu tratamiento de diálisis te revisarán con regularidad para asegurarse de que tu acceso para hemodiálisis esté funcionando correctamente.
Esta parte del proceso ayuda a minimizar las disfunciones inesperadas o la coagulación.
Los cirujanos vasculares están disponibles para ayudar a insertar nuevos dispositivos de acceso para hemodiálisis, revisar los dispositivos de acceso antiguos para mantener su función y ayudar a eliminar los coágulos y reparar fístulas o injertos.